lunes, junio 20, 2011
RAMON LUCENA
Mi primo Ramón Lucena, ejemplo de hombre integro, fiel servidor público hoy jubilado de la institución a la cual sirvio durante muchos años, observando una conducta intachable, hoy reside en Acarigua al lado de sus hijos y nietos, es otro Piriteño valioso, oriundo de Yacurito Municipio Esteller,Primo hermano de Don Vicente Colmenarez con quien compartió dias de labores en la comnadancia de policia de Piritu.
sábado, junio 18, 2011
MALARIOLOGIA VENEZUELA 1936,
En el año de 1936 el General Eleazar López Contreras crea el Ministerio de Sanidad y Asistencia Social. El mismo año el Congreso Nacional promulga la ley de defensa contra el paludismo y por mandato de ésta, en su artículo 27, se crea la Dirección Especial de Malariología siendo su primer director el doctor Arnoldo Gabaldón: “En julio del año de 1936 fue nombrado director (fundador) de la Dirección especial de Malariología y de la Escuela para la formación de expertos malariologos, la cual tenía como objetivos: la enseñanza. El control y la investigación del paludismo” (Palumbo, G., 2000, 5).
Antes de haber asumido la jefatura de la Dirección de Malariología, el doctor Gabaldón había servido como profesional en Puerto Cabello bajo las ordenes de otro eminente malariólogo el doctor Elías Benarroch, este breve lapso es importante señalarlo porque representa el contacto directo del doctor Gabaldón con una de las zonas palúdicas más acentuadas de Venezuela como era la jurisdicción de Puerto Cabello a la cual pertenecía el área objeto de este estudio como lo es la localidad de Morón, sector que se encontraba en forma endémica por causa del terrible flagelo. Este primer acercamiento a Morón, más las sugerencias del doctor Enrique Tejera habría de influir en el ánimo de Gabaldón para que una década después se tomara ese sitio como prueba para la utilización del D.D.T. para el exterminio de los vectores del paludismo.
Al frente del despacho de la Dirección especial de Malariología se dispuso a constituir una institución bien organizada y a crear una mística de trabajo profesional para la cual se dedicó a la formación de personal especializado, paralelamente a mantener e intensificar las medidas conocidas de control del paludismo y a incentivar la investigación científica sobre este mal.
La trilogía de objetivos, anteriormente mencionado apuntaron hacia una labor o gestión planificada, ejecutada y evaluada, para la formación del personal obtuvo la asesoría de las universidades de Estados Unidos de Norteamérica; otro contingente de personal se preparó en la escuela de malariología. Logró así reunir un grupo humano disciplinado, compacto, con una alta vocación de servicio. Un elemento singular en la formación del personal de malariología lo constituyó la edición de un pasquín instructivo o de adiestramiento a todos los funcionarios independientemente de su jerarquía, y que cumplió una labor divulgativa, sobre diversas informaciones, métodos e investigaciones de la malaria. Este instrumento se llamó “Tijerazos sobre malaria” saliendo publicado su primer número el primero de julio de 1938; a continuación se transcribe el párrafo inicial:
La división de malariología necesita que su personal esté cada día mejor preparado para las labores que se le encomienden. Este es el objeto principal de esta pequeña revista, que, como su nombre lo indica “tijerazos sobre malaria” tendrá mayormente material recortado de publicaciones extranjeras. Es indiscutible que en español hay poca literatura es difícil de conseguir (Gabaldón, A.938. Tomado de Gottberg, 41).
En materia de conocimiento de la epidemia para controlarla aplicó un instrumento no utilizado hasta entonces como lo fue la encuesta:
Para iniciar las obras de control fue necesario conocer la epidemiología del paludismo en Venezuela, para ello se dio inicio a la encuesta antimalárica, la más completa realizada en países latinoamericanos y posiblemente en la zona tropical, lo cual fue concluida varios años después (Palumbo, G., 2000, 5).
El doctor Gabaldón inició la lucha antimalárica en forma sistemática en todo el territorio nacional, se producen entonces estudios epidemiológicos de la enfermedad, en cantidad y en calidad, para localizar a los anofelinos trasmisores, se detectan zonas endémicas, se ubica la extensión y concentración del mal; se utilizan los medicamentos y procedimientos conocidos para interceptar y eliminar el vector dentro de las viviendas o fuera de ellas, en sus criaderos, se usan algunas sustancias como el piretro - que se había aplicado en la India y en Suráfrica - se utilizó también el azufre, el cual fue un elemento que usó Carlos Chagas, en Brasil, rociándolo dentro de las casas con efectos positivos en la reducción de los casos de malaria. Se atacó al mosquito trasmisor por todos los medios posibles desde los mencionados anteriormente hasta también con las raquetas mata – mosca que fueron primeramente usados durante la construcción del canal de Panamá; se trataba ahora de destruir la plaga y no del simple aislamiento o exclusión como se venía haciendo con las protecciones de las telas anti-mosquitos.
A la vez se realizaron medidas anti-larvarias rociando semanalmente criaderos con piretro en kerosene, pero el esfuerzo era más grande que los resultados.
Se distribuía quinina gratuita para el consumo de la población, se construyeron obras de ingeniería sanitaria para sanear ciénegos, quebradas etc. Sin embargo, la epidemia proseguía aunque en menor medida, Gottberg señala: “se pudo reducir la mortalidad palúdica general del país de 143,1 por 100.000 en 1935, a 62,5 por 100.000 en 1945” (1987, 57).
Estos datos son válidos hasta 1945 donde todavía persistía un panorama sombrío, una alta incidencia palúdica que no justificaba los enormes esfuerzos humanos ni financieros que hacía el estado para obtener medianos resultados.
La amplia actividad desplegada por la Dirección de Malariología, que luego a partir del mes de julio de 1938 se denominó División de Malariología, como los nuevos planes y proyectos por ejecutar exigían un centro de operaciones cónsono con las tareas a desarrollar. El doctor Gabaldón ideó un proyecto de una sede central que sería construido en Maracay, ciudad de endemia malárica, de donde se dirigiría toda la campaña anti-malárica de Venezuela.
La sede sería un edificio funcional con espacio físico requerido para el desempeño eficiente de todas las dependencias, lo más completo posible en cuanto a estudio, control y enseñanza de la malaria, “dotado de las facilidades suficientes para la escuela de malariología con miras a transformarla en una escuela de postgrado para la malariología de América y de laboratorios de control y de investigación para su mejor orientación” (Berti, L., 1997, 34).
El proyecto del edificio fue presentado por Gabaldón al Ministro de Sanidad y Asistencia Social Félix Lairet, hijo, quien lo presentó a su vez al presidente de la República Isaías Medina Angarita, luego éste lo remitió al Ministerio de Obras Públicas, dirección de edificios, el proyecto fue posteriormente aprobado y ejecutado por un costo de seiscientos trece mil bolívares (613.000 Bs.).
La sede fue inaugurada el 18 de diciembre de 1943 con todo su personal preparado para empezar el trabajo ese mismo día y el dos de octubre de 1944 se llevó a cabo, con todo éxito, el primer curso internacional de malariología con un total de veinte y seis participantes provenientes de diferentes países; en lo sucesivo estos cursos fueron ampliándose participando profesionales de todos los países hispanoamericanos como también de Estado Unidos y Europa.
Fuente de este artículo:Este artículo es uno de los capítulos del libro Morón, Auge y Caída del Paludismo en Venezuela, escrito por el Prof. Alexis Coello, cronista de Juan José Mora.
Al respecto, detalló que se efectúan inspecciones, verificaciones y toma de muestras de alimentos en todos los establecimientos públicos de la localidad, para garantizar la salud de los habitantes y peregrinos que visitan a la Virgen de Juquila durante la Semana Santa.
Agregó que también se llevan a cabo actividades de promoción a la salud, control y vigilancia de los establecimientos, vehículos, productos y servicios que se ofrecen durante la Semana Mayor.
Además de atención médica, monitoreo de cloro residual en las fuentes de abastecimiento de agua, pozos, pipas y visitas domiciliarias de saneamiento básico.
Asimismo, indicó, se otorgan pláticas sobre el manejo higiénico de alimentos y agua para uso y consumo de la población, con el propósito de prevenir enfermedades gastrointestinales.
Antonio Toledo sostuvo que dichas actividades están a cargo de tres verificadores especializados a nivel estatal, en coordinación con la autoridad municipal y la Jurisdicción Sanitaria “Costa”.
Destacó que el personal inspecciona el estado de conservación de los productos en venta, y en caso de encontrarlos en mal estado, se procede al aseguramiento y destrucción, así como la suspensión de actividades y servicios de los establecimientos.
Finalmente, exhortó a la población que consuman alimentos en lugares que se encuentren limpios y sin presencia de moscas o cucarachas, que el personal utilice cubrepelo, bata o mandil limpios y que el producto sea fresco, con buen olor, color y sabor.
Inspector José Mora. Junio 2011